Docentes y estudiantes de la Universidad Tecnológica Nacional Facultad Regional San Francisco participaron, días atrás, del “COVIDLab Córdoba”, un laboratorio de ideas que reunió a más de mil voluntarios de toda la provincia que pusieron sus conocimientos, talentos y voluntades en común para alcanzar soluciones locales a problemáticas generadas por el avance del coronavirus.
La propuesta, que se concretó entre el sábado 28 y el martes 31 de marzo, fue lanzada por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Provincia de Córdoba. Las temáticas sobre las que se trabajaron, en tanto, fueron “el virus minuto a minuto”, “la vida en aislamiento social”, “la vida poscuarentena y la reinserción a la nueva normalidad”, “accesibilidad alimentaria” e “impacto socio económico”.
Uno de los representantes de UTN San Francisco fue la Dra. Alfonsina Andreatta, que tuvo una doble participación. Por un lado, como secretaria de Ciencia y Tecnología, formó parte en la elección de las temáticas a trabajar. Pero además integró un grupo que se decidió por una de ellas para el planteo de una solución. Asimismo, y también en calidad de participantes, se inscribieron el Ing. Javier Redolfi y el estudiante de Ingeniería en Sistemas Tomás Contreras. Por su parte, la Ing. Patricia Sposetti integró el jurado que evaluó las propuestas presentadas.
En lo que respecta a Andreatta, la profesional explicó que su rol como secretaria involucró la definición de los principales ejes temáticos a trabajar, los que surgieron de encuentros virtuales entre los principales referentes de entidades científicas y tecnológicas, además de una ronda de consultas con los rectores de las universidades radicadas en la provincia.
En tanto, en su rol como participante, la docente investigadora formó parte de la temática “el virus minuto a minuto” conformando el grupo “Los gladiadores del COVID-19”. Como solución a la temática planteada, el equipo propuso un prototipo de una aplicación para celular que permite al usuario configurar recordatorios sobre hábitos de higiene como el lavado de manos, la ventilación de ambientes y la limpieza de superficies. Asimismo, la aplicación reúne información veraz sobre el virus mientras que también enseña hábitos de higiene. Por último, la app incorpora un autotest para identificar síntomas del COVID-19. Sobre la experiencia, Andreatta destacó que los equipos eran interdisciplinarios, lo que permitió que cada persona pudiera aportar sus conocimientos en la solución planteada.
En cuanto a Redolfi, el profesional participó de la temática ‘seguimiento del virus minuto a minuto’ y su equipo se llamó COBI-19. “Tratamos de hacer algo para informar, relacionado con esta pandemia”, explicó.
Luego indicó: “A mí me llegó la convocatoria desde Ciencia y Tecnología de la Facultad y me anoté. Había que anotarse en un formulario online y después desde el Ministerio se encargaron de armar grupos de trabajo. En ese grupo había un facilitador, un organizador, que tenía que hacer que se cumplieran los objetivos, porque eran tres días y medio de trabajo bastante duros en donde había que tener una serie de entregables y había que anotarse en una de varias temáticas”.
“El grupo que nos tocó era bastante interdisciplinario, había bioquímicos, arquitectos, biólogos, licenciados, estadistas, químicos, una doctora, yo que soy ingeniero en Electrónica y gente que no tenía un título terciario o universitario”, dijo.
El grupo planteó la realización de una aplicación móvil para monitorear la disponibilidad de recursos. “Planteamos hacer una aplicación web para todos los centros de salud para que ellos carguen datos como cantidad de camas disponibles, respiradores, insumos, si tienen alcohol, alcohol en gel, barbijos y los fármacos que se necesitan. El resultado es una especie de mapa para que la gente que se encarga de esto pueda ver dónde faltan insumos, dónde camas, también mapear al personal, ver donde hay médicos, de qué especialidades, dónde enfermeros y dónde faltan”, detalló. Para el planteo de la propuesta se llevaron adelante encuestas entre trabajadores de la salud que fueron quienes dieron cuenta de la necesidad que el grupo intentó satisfacer.
Por su parte el equipo de Contreras, que formó parte de la temática “la vida poscuarentena y la reinserción a la nueva normalidad”, planteó como solución la confección de un dispositivo para la desinfección de billetes mediante luz ultravioleta y ozono.
Su rol dentro del equipo fue el desarrollo de software. “La idea es un primer momento era trabajar con algún tipo de artefacto electrónico y la idea era que pudiera programar ese componente para que el dispositivo funcionara. Luego nos vimos un poco abrumados por la falta de tiempo y lo hicimos un poco más simple, así que mis actividades estuvieron más relacionadas con la validación del producto a través de encuestas y el manejo de información”, explicó. Su papel también tuvo que ver con el desarrollo del prototipo en un modelo 3D computarizado.
“Fue una linda experiencia al poder colaborar. Había idea muy buenas en el certamen. Todos los participantes crecimos como profesionales y como personas también”, afirmó.
Evaluaciones
La ingeniera Patricia Sposetti, por su parte, fue invitada a participar en calidad de jurado. “Fui sugerida por Alfonsina de la Secretaría de Ciencia y Tecnología al Ministerio de Ciencia y Tecnología de Córdoba para participar de la evaluación de los proyectos. Acepté, se contactaron conmigo y me pasaron una serie de capacitaciones sobre cómo realizar las evaluaciones de estos proyectos”, explicó.
De los cinco ejes temáticos existentes, Sposetti debió evaluar los proyectos del primero, es decir, relacionados al “virus minuto a minuto”. “A mí me otorgaron 12 proyectos para la correspondiente evaluación. Cada grupo de 12 proyectos eran evaluados por un tribunal de cuatro personas, es decir, que cada proyecto fue evaluado por mí y tres personas más”, detalló.
“Nos dieron acceso a diferentes links para descargar esos proyectos y una grilla con todo el resumen, donde vos podías tildar cada proyecto y ver el resumen en forma escrita junto a un video y a todos los participantes de ese grupo. Una vez que nos interiorizamos sobre todos los proyectos entramos a otro link donde nos daban acceso a una grilla de evaluación para nuestra temática en particular y entonces dábamos los puntajes pertinentes”, reveló.
Las grillas, explicó, estaban conformdas por una lista de criterios, a cada uno de los cuales se les debía dar un puntaje. “Cada criterio tenia diferente peso. Y eso daba un puntaje total para cada uno de esos proyectos”, aclaró la ingeniera.
Sposetti agregó que, sobre el final, debían indicar si recomendaban el desarrollo de esa iniciativa. “En mi caso me pasó que los proyectos que yo recomendé para que se lleven a cabo recibieron menciones, es decir que con el resto del jurado hemos tenido coincidencias en cuanto a cuáles eran los proyectos a los que les otorgábamos más o menos puntaje”, contó.
Y añadió que para finalizar la experiencia se les compartió un link con los resultados de las evaluaciones mientras que, por la tarde, los invitaron a participar de una transmisión en directo en donde se hicieron públicas todas las menciones especiales.