Se cumplen hoy 210 años de la Revolución de Mayo, aquella gesta que consolidó un proceso de liberación de nuestro país de la conquista española, y que implicancias históricas no solo en Argentina sino en el resto del sur americano.
La Semana de Mayo transcurrió entre el 18 de mayo, fecha de la confirmación oficial de la caída de la Junta Suprema Central de Sevilla, y el 25 de mayo de 1810, fecha de asunción de la Primera Junta de gobierno.
La ocupación francesa de España por Napoleón Bonaparte, la caída de la Junta Central de Sevilla y la captura del Rey Carlos IV y su hijo Fernando VII decidieron a los criollos a actuar rápidamente.
Durante la mañana de ese 25 de mayo, una gran multitud comenzó a reunirse en la Plaza de la Victoria, liderados por Domingo French y Antonio Beruti. Se reclamaba, entre otras cosas, la renuncia definitiva del virrey Cisneros y la formación de una junta de gobierno.
La gente comenzó a agitarse, reclamando con entusiasmo, y la multitud parecía aumentar y enfurecerse. El Cabildo se reunió y reclamó que la agitación popular fuese reprimida por la fuerza, pero no tuvieron éxito.
Pronto llegó a la sala capitular la renuncia de Cisneros, y tras ello, la composición de la Primera Junta, que surgió de un escrito presentado por French y Beruti y respaldado por un gran número de firmas.
La Primera Junta, oficialmente la Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata a nombre del Señor Don Fernando VII, estaba encabezada por el Coronel Cornelio Saavedra.
Los grupos que apoyaron o llevaron adelante la revolución no eran completamente homogéneos en sus propósitos, algunos aspiraban a realizar una profunda reforma política, económica y social, mientras que otros solo pretendían una renovación de cargos: desplazar a los españoles del ejercicio exclusivo del poder, pero heredando sus privilegios y atribuciones.
Estos grupos trabajaron juntos para el fin común de expulsar a Cisneros del poder, pero al conformarse la Primera Junta comenzaron a manifestar sus diferencias internas.
Las consecuencias de esta revolución fueron diversas, pero en parte se condensan en la idea de que, en ausencia de las autoridades legítimas, el pueblo tenía derecho a designar a sus propios gobernantes. Así, de manera lenta y progresiva, Argentina se acercaba poco a poco al sistema republicano como forma de gobierno.
Recordando los valores que impulsaron aquella gesta, hoy conmemoramos esta fecha tan especial para nuestro país.
¡Viva la Patria!