Días atrás, el ingeniero Pablo Recabarren, Decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Cordoba, visitó nuestra casa de estudios para participar como jurado de carrera académica. Durante su presencia en nuestra Facultad, dialogamos con él sobre el futuro de la Ingeniería, y los cambios que se impulsan en los planes de estudios en relación al enfoque por competencias y el aprendizaje centrado en el estudiante.
“A lo que estamos yendo es un cambio paradigmático no en la manera de enseñar la Ingeniería, sino de aprenderla, porque en este cambio paradigmático vamos a avanzar para que el proceso formativo se base en el aprendizaje que realiza el estudiante. Es decir, nos paramos en el lugar del estudiante, no en el trabajo del docente, que obviamente es importante”, comenzó explicando Recabarren.
Y añadió: “Porque cuando nos hemos parado en la visión del docente, hemos cometido errores como por ejemplo, el pensar que un estudiante va a tardar mucho menos tiempo en adquirir el conocimiento de lo que en realidad tarda, entonces es muy importante manejarnos con el tiempo del estudiante. En general, el estudiante que estudia una carrera de Ingeniería es un estudiante muy dedicado, no es el estudiante menos comprometido con los estudios el que sigue una carrera de Ingeniería, sino todo lo contrario. Hablando del estudiante del secundario que toma la decisión de estudiar una carrera de Ingeniería, sabe que va a tener matemática, física, química, cálculo, entonces realmente este es un estudiante comprometido desde el primer día y si demora mucho es porque estamos fallando en otro lado que no es precisamente el estudiante, entonces nos tenemos que centrar en el estudiante sí o sí”.
El decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales aclaró que “el Consejo Federal de Decanos de Ingeniería viene trabajando en este cambio paradigmático ya desde hace por lo menos cinco años, antes de la pandemia, yo diría que la pandemia lo que hizo fue generar una demora en las decisiones que se tomaron a nivel de Ministerio para aprobar los estándares de las carreras de Ingeniería con los que ahora vamos a tener que acreditar. Así que las 120 facultades en donde se dictan carreras de Ingeniería están en este momento revisando planes de estudio y haciendo todo lo necesario para mostrar a la Comisión Nacional de Acreditación y Evaluación Universitaria que están en condición de hacer bien ese trabajo, que hay calidad y excelencia académicas”.
En relación con enfoque por competencias, Recabarren destacó: “Uno de los grandes reclamos que tenían los jóvenes graduados era que en sus primeros años de ejercer la profesión no sentían que tenían las herramientas necesarias para enfrentar el mundo del trabajo, y estamos apuntándole a eso, el perfil del graduado y a generar un graduado que conozca desde la Facultad los diferentes aspectos de su ejercicio profesional. Yo siempre lo digo como broma y no tan en broma, que ningún ingeniero se gana la vida y cobra a un cliente por demostrar un teorema, sin embargo, en la Facultad le bajamos nota por no saber demostrar el teorema. Indudablemente que conocer el teorema importante, más importante es aplicarlo, pero nos tenemos que enfocar en la competencia en ese profesional en ese perfil de graduado competente para la tarea en la cual se ha formado”.
“Los papeles se cambian fácil, yo me siento a escribir un plan de estudios y ya a esta altura hago un plan de estudio rápido, después habrá que ver si es bueno, pero lo importante es el cambio cultural que implican estas dos cosas: el enfoque por competencias y el aprendizaje centrado en el estudiante. Los planes de estudios nuestros están calendarizados, es decir, cuánto dura el plan de estudio, y nosotros nos creemos que porque le hemos puesto un profesor 100 horas al frente del curso, en 100 horas el estudiante aprende la materia y no es así. Nos tenemos que centrar en cuánto tiempo tarda el estudiante en adquirir ese conocimiento y evaluar el plan de estudio en base a eso, no en la cantidad de horas que le pongo un profesor”, expresó.
Luego agregó: “Por eso es que las carreras de ingeniería tienen este divorcio tan grande entre lo que es el tiempo teórico de duración de la carrera y el tiempo real, porque no estamos basándonos en la realidad a la hora de estimar cuánto tiempo va a durar esa carrera. Y la realidad es lo que tarda el estudiante en aprender. Yo siempre digo que lo que tarda un estudiante en aprender el conocimiento, es lo que tarde el estudiante, no lo que dice la planilla que figura en el plan de estudios, que me habla de las horas a los cuales le pagamos al docente para que esté frente al curso”.
Consultado sobre cómo hará frente la Ingeniería a los contextos cambiantes de los próximos años, el decano explicó: “Yo creo que una de las grandes características que debemos incorporar en el mundo de la ingeniería en Argentina es la flexibilidad. Asumir que los ingenieros no somos muy flexibles y que tenemos que incorporar esa flexibilidad en todo, nuestros procedimientos, en nuestros mecanismos, en nuestras herramientas de enseñanza y aprendizaje y también en los planes de estudio”.
“Porque si no hacemos esto y no generamos todos estos estos planes flexibles, nos va a pasar lo que nos ha pasado hasta ahora que cada ocho nueve años los tenemos que cambiar y adecuar. En realidad, el plan se tiene que adecuar solo, no podemos tener planes de estudios que dependan del dispositivo tecnológico que salió a la venta al mercado este año, el plan de estudio va más allá que el dispositivo. Hay que aprender de lo que se hace en otros países, no podemos hacerlo igual porque nuestra normativa es diferente, y cambiar esa normativa es muy difícil, es muy difícil, pero sí ver que en otros lugares hay muchísima más flexibilidad de cómo hacemos las cosas con nosotros”.
Finalmente, al referirse a las similitudes y diferencias entre el aprendizaje de la Ingeniería en nuestro país con lo que sucede en otros países, el decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales opinó: “Tomando como ejemplo universidades europeas como las de Francia o Italia, no porque sean las mejores sino que son diferentes a las nuestras, nuestros estudiantes cuando van para allá, lo hacen con un bagaje muy importante, sobre todo en ciencias básicas, van muy bien parados en eso, no tanto así en el ejercicio profesional, lo que pasa que es muy diferente cómo se otorga el ejercicio profesional en Argentina y en otros países. Acá el estudiante cuando se recibe se le da la validez nacional del título y el ejército profesional, no tiene que ir a rendir a un colegio para poder hacer un puente o para poder construir un edificio. En otros lugares del mundo la Universidad solo capacita y el ejercicio profesional lo otorgan espacios, instituciones similares a nuestros colegios, donde se le toma un examen a ese graduado cada cinco años, sobre si sabe construir puentes, y se lo habilita para hacer puentes, no para construir puentes, edificios, caminos, es muy diferente, y él cada cinco años va a tener que de nuevo presentarse a revalidar su título y a demostrar que sigue siendo competente para construir puentes o edificios o lo que sea, por supuesto que hay variantes en algunos lugares, se les toman el examen y en otros se les piden cursos de actualización, pero se está muy atento a que ese profesional se mantenga actualizado en esa disciplina”.