El mes de julio comienza con la conmemoración del Día del Ingeniero y la Ingeniera Química, especialidad de la ingeniería que desde hace treinta años se dicta en nuestra casa de estudios, y que tiene motivos de sobra para celebrar.

Son tres décadas de trabajo, de esfuerzo y superación, de crecer codo a codo con el sector productivo y a la vez, mirando los desafíos que el mundo presenta para impulsar soluciones. Pero todo eso no serían más que palabras, sino fuera porque cada día se llenan de contenido y de sentido con las personas que le ponen el cuerpo, la mente y el corazón a la Ingeniería Química, en las aulas, los laboratorios, los espacios de investigación y de intercambio.

Una de esas personas es Paula Garnero, graduada en Ingeniería Química en UTN San Francisco, posgraduada en Ingeniería Gerencial, y graduada del Doctorado en Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral. Ella es docente investigadora, y además, directora del Departamento de la carrera que la recibió y la vio crecer, personal y profesionalmente, y que en 2024 festeja los 30 años de dictado en nuestra casa.

Nació en Recreo, Santa Fe, donde su papá estaba realizando su residencia como médico, pero al año de vida ya se vino a vivir a San Francisco. La Escuela Iturraspe fue su escuela en el nivel primario, y la Inmaculada Concepción (hoy Fasta), su secundaria. “Siempre me gustaron las ciencias naturales”, asegura, y agrega que “en aquella época no había muchas especialidades dentro del nivel medio, así que hice el secundario con una orientación contable. Pero lo poquito que yo tenía de química lo disfrutaba muchísimo, me gustaba. Entonces, cuando quise seguir con la educación superior, enseguida pensé en algo relacionado con la química, la biología, y por eso llegué hasta acá”.

“Tengo también otros intereses, entre ellos la música. Yo estaba estudiando en el Conservatorio al momento de terminar mi secundario, por lo tanto terminé el Profesorado de Música en el Conservatorio y después quería hacer otra cosa. Hacía muy poquito que se había abierto la carrera de Ingeniería Química, y debido a mis intereses en las ciencias naturales desde siempre, me pareció que era una buena opción”, explica.

Su llegada a la UTN

“Yo llegué a la UTN, pasé la puerta de entrada sin saber dónde me estaba metiendo, a un lugar tan importante como es una universidad. Para mí el hecho de tener la universidad en nuestra ciudad es realmente algo muy importante para toda la sociedad, en el sentido que tenés acceso a una educación superior, pública y de calidad cerca de tu casa”, dice la ingeniera química durante la entrevista.

Y antes de finalizar su carrera de Ingeniería, Paula ya puso en marcha la vocación docente: “Desde el inicio de mi carrera ya empecé como docente, haciendo ayudantías de cátedra y así, mi vocación se fue transformando. Porque entre los intereses que tenía estaba también la docencia, una vocación muy fuerte que tengo, me gusta mucho enseñar y por lo tanto eso me fue llevando a arraigarme cada vez más en la carrera de docente dentro de la universidad”.

“En su momento hice el profesorado en el Conservatorio porque tenía esa vocación, siempre me gustó enseñar. Después dije no, que en realidad me gustaba más la idea de la ingeniería química. Y bueno, los caminos de la vida son así y todo me fue llevando a que ejerza mi vocación de docente dentro del marco de la carrera en ingeniería química”, cuenta Paula, que hoy es docente titular de las cátedras “Química Orgánica” de segundo año de Ingeniería Química, y de “Polímeros”, cátedra electiva de cuarto año de la misma carrera. También integra el grupo de investigación InProSus, dirigido por la Dra. Alfonsina Andreatta. En ese grupo dirige una línea de investigación sobre la recuperación de materiales poliméricos para la elaboración de recubrimientos basados en residuos de poliestireno expandido y residuos de cáscara de naranja para su aplicación en la construcción.

Porque además de ser ingeniera y docente, siempre se va abriendo nuevos horizontes, tal como ella misma lo relata: “Cuando salió la posibilidad de la beca UTN para hacer el doctorado, no lo dudé. Y eso me llevó a poder aplicar mi papel de docente dentro de la investigación, porque teníamos que trabajar con becarios de grado, los cuales le teníamos que enseñar los procedimientos o las técnicas del laboratorio. Y después también, todos nuestros conocimientos tenían que ser volcados en un artículo o en un congreso”.

“Eso es lo que más me apasiona: trabajar con los estudiantes en el laboratorio, es como que ahí están todas mis vocaciones juntas. Y siempre me gustó prepararme dentro de los roles que fui teniendo. Cuando hacía el papel solo de docente, me preparé en la docencia, hice trayectos pedagógicos y demás. Cuando tuve que enfrentarme cargo de gestión, hice una especialización en ingeniería gerencial. Y quería más”, expresa.

Y después agrega: “La investigación es otra vocación, otra cosa que me apasiona. De hecho, estoy trabajando actualmente en el área de polímeros y su impacto sobre el medioambiente. Siempre me interesó también lo ambiental y últimamente con la problemática que hay del cambio climático, de la contaminación, creo que el rol nuestro como ingenieros químicos y como investigadores es clave para todo esto que se nos viene”.

Una carrera con historia, con presente, y desafíos a futuro

Garnero dirige la carrera de Ingeniería Química desde que fue elegida, y asumió en ese rol en 2018. “Cuando llegó esto, yo sentí que podía hacerlo. Me gusta asumir los compromisos y las responsabilidades cuando me siento preparada. En ese momento me sentí capaz, por lo tanto lo hablamos con la directora anterior, la doctora Alfonsina Andreatta, y asumí este rol de directora de una carrera que este año está cumpliendo 30 años. Es un lugar que es un honor ocupar, y además es un lugar de mucha responsabilidad, porque hay que llevar adelante la formación de los profesionales del futuro. Trabajamos en equipo, yo soy la directora pero tenemos un consejo departamental, los consejeros departamentales son los que trabajan conmigo para tomar las decisiones de la carrera, y participan todos los claustros, los docentes, los graduados y también los estudiantes. Por lo tanto, no estoy sola en esto de dirigir la carrera”.

“Es una gran responsabilidad porque tenemos que preparar a estos nuevos ingenieros para todos los desafíos futuros y además también es una responsabilidad por el legado que tenemos de estos 30 años, de la gente que forjó toda esta historia, a la cual nosotros tenemos que hacerle honor”, asegura Paula.

Y después añade: “Siempre le digo a los estudiantes que su rol como ingenieros va a ser muy importante a la hora de observar los cambios que estamos viendo, los cambios climáticos en el medioambiente, pero también ver las posibilidades de la recuperación de los ambientes, la recuperación de los materiales, la reutilización de esos materiales y, por supuesto, el desafío más grande es el energético”.

También destaca el hecho de que esta carrera está desde sus comienzos “muy vinculada al sector productivo. Nuestros graduados se vinculan con el sector industrial de San Francisco, de la región, del país y del mundo. Tenemos graduados y graduadas en todo el mundo, en empresas muy importantes. En los festejos de los 30 años estuvimos haciendo listados de graduados y graduadas, y dónde están trabajando, y cuando uno lee en dónde están, es muy impactante pensar que fueron preparados por nosotros y nuestros antecesores. La relación con el entramado productivo acá de la ciudad es muy estrecha”.

Más adelante comenta que “la industria siempre se acerca a buscar soluciones a nuestros grupos de investigación, por lo tanto también la investigación está estrechamente relacionada con nuestro Parque Industrial, por ejemplo. Esa relación es muy importante para nosotros, por el hecho de que es el lugar donde van a desenvolverse nuestros estudiantes y nuestros graduados y graduadas”.

La motivación para seguir aprendiendo

Ante la pregunta de dónde obtiene el impulso para seguir desarrollando las múltiples aristas de su vocación, Paula responde: “A mí siempre me gustó aprender, saber más de lo que sea, y obviamente me encanta saber más sobre todo lo que es la ingeniería química y mis proyectos de investigación, que están vinculados con los polímeros, con la recuperación de materiales, con la recuperación del medio ambiente y demás”.

“En ese sentido, cuando hacemos investigación todos los días estamos aprendiendo. Es lo que más me motiva, aprender cosas nuevas a la par de nuestros estudiantes, porque a veces estamos aprendiendo siempre en la frontera del conocimiento, tratando de correrla. Yo creo que eso es lo que más me gusta, trabajar con mis colegas, los docentes”, dice la ingeniera y doctora.

Y expresa después que “dirigir este grupo de personas es realmente un lujo, porque los docentes con los que yo trabajo, tengo docentes que son gerentes de plantas productivas, que salen de su trabajo y se vienen viajando a San Francisco a dar clases. Otros son investigadores, o que además son docentes en otros niveles educativos y también dirigen instituciones. Entonces es realmente un lujo trabajar con ellos. Por lo tanto lo que más me motiva es eso, continuar aprendiendo de la gente que me rodea, mis colegas y mis estudiantes”.

La emoción de ver crecer a otros

En el final de la entrevista, Paula se refiere con emoción al crecimiento que puede ver en cada estudiante que pasa por las aulas de UTN: “Cuando ingresan, tienen cara de miedo. Y cuando una ve cómo se desenvuelven en el laboratorio, cómo desarrollan sus proyectos finales y los presentan, nunca dejo de emocionarme. De hecho, suelen decirme que lloro más que los chicos cuando ellos se gradúan. Pasa que es muy impresionante la transformación de la persona. Verlo en el día a día es realmente muy emocionante”.