Con el apoyo de un grupo de profesionales y estudiantes de nuestra UTN San Francisco, alumnos del Instituto de Modalidad Especial Apadim pudieron participar de un concurso internacional de cristalografía. La iniciativa fue una decisión conjunta entre la escuela y nuestra Facultad, que desde el año pasado trabajan mancomunadamente para iniciar a los más chicos en la ciencia.
En ese marco, la Dra. María Eugenia Taverna, docente investigadora de UTN San Francisco, se refirió al trabajo en conjunto y recordó que la idea de enseñar ciencia en APADIM fue una iniciativa que tuvieron con el ingeniero Rodrigo Ocampo a la que con el tiempo se fueron sumando otros profesionales como Romina Daniele, Yesica Giordano, Mariana Bernard, Silvina Daghero, Marcos Pasotti, Javier Borda Bossana y Lucio Chiappero.
“Queríamos empezar a dar talleres de Química en alguna escuela que fuera de modalidad especial, porque yo venía trabajando hace años en otras escuelas. Entonces presentamos un proyecto en la Secretaría de Extensión de la Universidad y fue otorgado”, contó.
Y destacó el trabajo en equipo: “Fue excelente, porque armábamos las actividades y después veníamos acá y les dábamos los talleres a los chicos, que es el mismo grupo con el que se trabajó este año. Todos los talleres eran de Química y nos sorprendimos muchísimo, porque pudimos acercar un poco la Universidad a una escuela especial y aparte brindarles a los chicos la posibilidad de ser científicos por un día”.
Por su parte, las docentes de APADIM Raquel Giacone y Sonia Sargniotti destacaron la posibilidad de utilizar herramientas relacionadas a las ciencias, como por ejemplo los microscopios. “Cuando fuimos nosotros allá, a la Universidad, la experiencia de entrar a un laboratorio con todos los elementos que allí se utilizan, para ellos fue un sueño, realmente se sentían científicos”, señalaron, y resaltaron la variedad en los temas elegidos.
También subrayaron la posibilidad que les brindó UTN San Francisco de visitar y utilizar sus instalaciones para la realización de diversos experimentos: “Para nuestros alumnos y alumnas todo esto fue una nueva experiencia porque no tenemos ese equipamiento en la escuela. Y además fue como iniciarlos en el método científico, convertirlos en científicos con eso que han podido hacerlo casi de manera profesional”.
“Las actividades fueron muy lindas, trabajamos un montón, muchos temas que incluyeron polímeros, sólidos, fluidos no newtonianos, siempre adaptados a los chicos, trabajamos si las sustancias eran ácidas, neutras, básicas, muchos conceptos de Física y Química, de un modo lúdico, tratando de que los chicos de enganchen y tratando de que ellos después retomen con sus seños, ellas después seguían los temas en el aula”, reveló Taverna.
En tanto, las docentes sostuvieron: “Fue riquísima la experiencia porque nosotros veníamos trabajando desde el año anterior, experimentando a nuestra manera con experimentos caseros, cosas simples, cotidianas, con cosas de la casa, velas, botellas, agua, experiencias sencillas como iniciando a la ciencia, para que los chicos vieran que no era magia lo que pasaba, sino que todo tenía una razón de ser. Se planteaba una hipótesis, planteábamos qué elementos podíamos usar, qué podía llegar a suceder si hacíamos tal cosa. Los pasos los registrábamos a veces con dibujos, bien simple y después esperábamos el resultado”.
Los alumnos que trabajaron en este proyecto son Santiago Carranza, Leonel Alfonso Cravero, Lucas Olmos, Emilio Juárez, Marcos Noriega, Alexis Navarro, y Santiago Wendler Espina.
Del aula a un concurso internacional
Tras el año de trabajo los chicos, animados por sus docentes y los profesionales de nuestra casa de altos estudios, se anotaron en un concurso internacional sobre cristalografía, uno de los temas trabajados en clase.
“Hay un concurso a nivel nacional que es para escuelas secundarias, que lo organiza la Asociación Nacional de Cristalografía. En ese concurso solamente pueden acceder los chicos del secundario. Pero la Asociación Mundial de Cristalografía organiza un concurso destinado a alumnos de distintas edades. Este concurso empezó en 2014 con el año de la cristalografía. Argentina tuvo mucha participación en los últimos años y siempre tuvo menciones. En ese marco yo noté que nunca había participado una escuela de modalidad especial. Y si todos podemos experimentar, por qué no”, se preguntó la profesional de UTN.
Acto seguido sumó: “El concurso consiste básicamente en ir desarrollando cristales con el material que se quiera, y darle creatividad o algún sentido del por qué se usaron determinadas sustancias. Y en este caso a las chicas se les ocurrió, por esta cuestión de mostrar ciencia y diversidad, trabajar con cristales de azúcar y hacer la Whipala, que es la bandera que representa la diversidad”.
Las docentes de APADIM comentaron en ese sentido que “al principio tuvimos mucha incertidumbre, miedos y dudas por los tiempos, por el material, porque realmente no sabíamos cómo podía resultar todo, pero fue poner toda la ciencia en acción y los chicos se sintieron muy bien. Fue un proceso muy interesante porque primero fue probar materiales, nos iban asesorando sobre con qué podíamos hacer los cristales, azúcar, sal, y así fuimos probando eso en distintos soportes y planteándonos lo que lleva el método científico, así que probaron y surgieron hipótesis, se realizaron más pruebas en todo el proceso, ellos iban descubriendo alternativas como la importancia de darle más tiempo a la preparación, hasta que llegamos al producto final”.
“Ellos trabajaron todo el año en la preparación del producto y después en el armado del video, que debía tener menos de cuatro minutos de duración. Eso se subió a una plataforma online y después un jurado va a evaluar la creatividad, la utilización del método científico, y otros criterios, para anunciar el 20 de enero de 2020 los resultados finales del Concurso. Y la verdad, nos mata la ansiedad”, aseguraron.
El producto final también fue sufriendo modificaciones, según lo explican las docentes: “Pensamos hacerlo como una bandera en forma plana, rectangular, y después veíamos que se nos complicaba la forma cuadrada. Todo fue un aprendizaje, fue un hacer durante todo el año, siempre acompañados por María Eugenia y el grupo de UTN. Y después finalmente decidimos que lo íbamos a hacer en forma redonda, también representando el mundo de la diversidad, y hasta la música que elegimos para el video tiene que ver con eso: diferentes pero iguales”.